La realidad social del cannabis en España ha evolucionado mucho más rápido que su legislación.
Hoy, los Clubes Sociales de Cannabis (CSC) se han consolidado como espacios privados donde adultos responsables pueden consumir cannabis fuera del mercado negro y en condiciones seguras.
Sin embargo, aunque la figura del CSC es legal, su legalidad depende directamente de cómo se gestiona el cannabis dentro de la asociación.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo ha dejado claro que el límite entre un club legal y un delito de tráfico está en la organización interna, el control del producto y la documentación que lo respalda.
Desde THC Abogados, con más de 250 asociaciones constituidas, explicamos cómo debe gestionarse correctamente el cannabis dentro de una asociación para garantizar su legalidad y evitar sanciones o cierres.
⚖️ Qué significa gestionar correctamente el cannabis en un CSC
Gestionar el cannabis no significa venderlo ni distribuirlo.
Un Club Social de Cannabis funciona como un grupo privado y cerrado de personas adultas que autogestionan su propio consumo.
Esto implica tres principios esenciales:
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Sin ánimo de lucro.
El club no obtiene beneficio económico; solo gestiona gastos compartidos. -
Consumo privado y responsable.
La sustancia se consume exclusivamente dentro del local, sin promoción ni venta pública. -
Círculo cerrado de socios.
Solo acceden personas mayores de edad, previamente consumidoras, avaladas por otro socio.
La asociación actúa como administradora del autoconsumo, no como un dispensario.
El cannabis pertenece a los socios, no al club.
Compra mancomunada: la forma legal de abastecerse
La jurisprudencia española reconoce la compra mancomunada como el mecanismo legal por el que una asociación puede disponer de cannabis.
Esto significa que los socios encargan y pagan por adelantado la cantidad que consumirán, y la asociación la custodia y reparte bajo control interno.
Diferencia clave con la venta
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En la venta, hay ánimo de lucro y un intercambio comercial.
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En la compra mancomunada, no hay transacción mercantil, sino un acuerdo privado entre consumidores para obtener conjuntamente la sustancia que cada uno ha solicitado.
El club solo actúa como intermediario logístico y administrativo.
Límites y cálculo legal
Cada socio debe declarar su consumo diario (entre 3 y 5 gramos, según el Instituto Nacional de Toxicología).
La cantidad máxima que puede almacenarse en el club equivale a cinco días de consumo total de todos los socios.
Ejemplo:
100 socios × 5 g/día × 5 días = 2.500 gramos máximo en el local.
Todo lo que supere ese límite, o no esté justificado documentalmente, puede interpretarse como acopio o tráfico.
Documentación necesaria
Cada compra mancomunada debe estar respaldada por:
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Acta de consumo responsable, donde el socio declara su consumo y compromiso de no facilitar a terceros.
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Acta de compra mancomunada, que indica quién ha encargado qué cantidad.
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Acta de transporte, detallando cuándo, quién y para quién se traslada la sustancia.
Así, el club puede demostrar ante cualquier inspección de quién es cada gramo de cannabis y que no hay tráfico indiscriminado.
Cultivo compartido: legal, pero controlado
El cultivo compartido es otra forma válida de abastecimiento, siempre que se realice bajo control estricto y se destine exclusivamente al consumo inmediato de los socios.
Puede llevarse a cabo:
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En el interior del local, o
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En un terreno externo alquilado o cedido por los socios.
Requisitos esenciales
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Cada planta debe estar numerada y asignada a un socio concreto.
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El cultivo se documenta en un Acta de Cultivo, donde se detallan las previsiones, gastos y facturas.
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La producción total no puede superar las previsiones declaradas por los socios.
El Tribunal Supremo considera delito cualquier cultivo masivo o sin correspondencia con las previsiones individuales.
En resumen: el cultivo puede ser colectivo, pero nunca comercial.
Documentación imprescindible en la gestión del cannabis
La legalidad del club no depende solo de su inscripción, sino de su capacidad para documentar y controlar la trazabilidad del cannabis.
Las actas y registros son el escudo jurídico frente a una posible inspección policial o judicial.
Actas básicas obligatorias:
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Acta de consumo responsable – Declaración de consumo individual y compromiso legal.
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Acta de compra mancomunada – Registro de encargos de cada socio.
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Acta de transporte – Control de desplazamiento del producto.
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Acta de cultivo – Seguimiento de la plantación y cosecha.
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Acta de consumo ordinario – Resumen semanal del movimiento interno.
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Acta de expulsión – Justificación de sanciones a socios incumplidores.
Cada documento debe firmarse, archivarse y estar disponible para revisión.
Además, se recomienda el uso de una aplicación informática que permita registrar electrónicamente consumos, cantidades y aportaciones.
Consumo dentro del club: normas, límites y prevención
El consumo de cannabis solo puede realizarse dentro del local del club, en un entorno privado, sin visibilidad pública ni promoción.
Reglas básicas:
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No se puede fumar fuera ni sacar cannabis del local.
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Los socios deben respetar la cantidad máxima diaria (3–5 gramos).
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El club debe expulsar a quien incumpla estas normas y notificarlo a la policía si es necesario.
Prevención y responsabilidad
Si la policía intercepta socios con marihuana fuera del club, el presidente y secretario pueden ser considerados responsables por falta de control.
Para evitarlo:
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Deben existir carteles informativos claros (“Prohibido sacar cannabis del local”).
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El club debe llevar actas de expulsión mensuales.
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Es recomendable disponer de casilleros personales para que los socios guarden su sustancia en el club.
Estas medidas demuestran diligencia y protegen penalmente a la junta directiva.
Economía y contabilidad: aportaciones, no ventas
Uno de los errores más frecuentes es gestionar el dinero del club como si fuera una actividad comercial.
Legalmente, los ingresos del CSC provienen de donativos o aportaciones de los socios para cubrir los gastos de cultivo, alquiler, mantenimiento y compra mancomunada.
Buenas prácticas contables:
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Registrar todas las aportaciones como donaciones sin ánimo de lucro.
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Conservar facturas y justificantes de gastos (fertilizantes, electricidad, materiales, etc.).
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Mantener una contabilidad transparente y coherente con las actas.
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Evitar pagos en efectivo superiores a 1.000 €.
Además, es recomendable usar dos cuentas bancarias (una principal y otra de respaldo) y designar por acta quiénes son los responsables autorizados.
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